Lunes Maldito
¡Ay! con lo bien que me lo estaba pasando yo este finde... (y curiosidades planetarias varias)

miércoles, diciembre 27, 2006

[Batallitas] Cita a Ciegas (parte I)

Ahora que tan de moda está conocer gente en portales de contactos y citarse más o menos a ciegas, he decidido contar lo que me sucedió años atrás, cuando chatear “en el Internet” por el mIRC era frikismo informático y el Windows 3.11 hacía furor con su Buscaminas.


Lo que voy a contar a continuación es lo que aconteció tal y como lo recuerdo. Aunque todos sabemos que con el tiempo los recuerdos se vuelven selectivos y tienden a dramatizar lo sucedido.

Corrían los emocionantes 90, y en la universidad hacíamos de todo menos ir a clase. Como miembro de AESS (Aerospace and Electronic System Society), una rama estudiantil del IEEE, gozábamos de un despacho compartido con otra asociación universitaria. En nuestra mitad teníamos un flamante PC conectado a Internet; la otra mitad del despacho la ocupaba casi en su totalidad una ser de enormes dimensiones, con la que manteníamos las distancias y a la que tratábamos de mantener bien alimentada, por si acaso.

Y navegando en la red, jugando al mus y conquistando el mundo con el Risk pasábamos las horas allí, visitando de tanto en cuanto a los vecinos de Gresca. Hasta que un día alguien nos abrió los ojos al maravilloso e inconmensurable mundo del chat. ¡Poder hablar con cualquier persona del planeta sin moverse del despacho! ¡Entrar en canales católicos interpretando al anticristo y en foros lésbicos haciéndonos pasar por modelos guarrindongas! Y todo con absoluto anonimato… ay…. aquello era el paraíso del universitario ocioso.

Un par de compañeras de despacho descubrieron en el chat la cornucopia de las relaciones sociales (12 ventanas abiertas con conversaciones simultáneas fue el récord) y les hicieron ver internet con otros ojillos.

Al caso. Cierta tarde andaba yo trasteando en el canal #barcelona cuando inicié uno de esos piques dialécticos sazonados con ocurrencias de lo más ingeniosas con lo que decía ser una chica (nunca se sabe). No recuerdo muy bien cómo pero el tema derivó al menosprecio de mis categóricas opiniones por lo que ella decía era mi corta edad. Supongo que rondaría los veintitrés, que tampoco es que fuese un niño de teta, pero como la moza me aventajaba en unos cuatro años, argumentaba que esa diferencia le aportaba un conocimiento y visión de la vida de los que yo carecía.

Pos fale.

No rindiéndome ante tan débil argumento aludí a ello:


orco_salvaje69> débil argumento es ese, bonita.

pitufina27> pues si tan seguro estás de estar a la altura de las circunstancias...

pitufina27> 93444123456

Tal fue mi sorpresa que durante un instante no supe qué hacer.

- Chaval, me ha dado su teléfono –compartí con un amigo que esperaba turno jugando al Risk.

- Es un tío y se va a partir el culo cuando llames –dijo Pepe con su marcado acento de Huelva sin apartar la mirada del monitor.

- No creo. Demasiado tiempo y demasiados comentarios de tía.

- Es un tío maricón y te va a petar el culo vía teléfono cuando llames –sentenció Pepe. Y soltó una sonora carcajada. Abandonó su partida de Risk y se sentó junto a mí.

Le dio un repaso a la conversación.

- Joe chulito. O es muy moña o es una niña de verdad.

- ¿Qué te dije?

- ¡Eres un machote, tío! –dijo dándome una fuerte palmada en la espalda- Apuntando alto, pichabrava. Te vas a follar a una tía que ya sabe de lo que va esto.

Ya se le había vuelto a ir la pinza al rubiales.

- Seguro que es una ninfómana –continuó fantaseando- que consigue sus tiernos jovencitos universitarios en el chat y los convierte en hombres follándoselos como Dios manda. Venga, llama ya cojones, que seguro que ya se está frotando la entrepierna pensando en esas palabritas tan graciosas que le dices, chulito.

- No lo tengo claro.

- ¡Pero eres gilipollas o qué! Una tía mayor te ha dado su teléfono, pichulín. Esta noche mojas. Jajaja.

Le dediqué al bueno y bruto de Pepe una mirada de circunstancias, descolgué el teléfono del despacho y marqué el número. Pepe se acomodó dispuesto a pasar un buen rato. A los pocos timbrazos oí una voz femenina y bastante agradable.

“Gracias a Dios –pensé- lo que se hubiese reído Pepe y el calvario que me hubiese hecho pasar el resto de carrera.”

- Si que has tardado. ¿Tenías miedo?

- Sí, de que fueses un camionero francés con intenciones perversas.

Pepe trató de ahogar una carcajada. Ella rió.
La conversación duró lo justo para decirnos cuatro tonterías pretendidamente graciosas, darle mi número de teléfono para hablar más tarde y con más calma desde casita y que Pepe representase una de las mejores mímicas de felación con lengua y mano que se han visto por este nuestro país.


Todavía no lo sabía, pero había cometido dos crasos errores. A saber. Primero; haber siquiera establecido contacto con esa absoluta desconocida, y segundo pero no por ello menos importante: haberle dado mi número de teléfono.


(continuará...)

Etiquetas: , ,